31/5/11

CLAVES PARA LA EDUCACIÓN DE TUS HIJOS

 1) Los padres deben educar la voluntad de los hijos y sus sentimientos. Preparar a un hijo para la vida no es satisfacer todas sus voluntades y todos sus caprichos.
Enseña a tu hijo a renunciar y a oír "no".

No impongas la renuncia, pero llévalo a aceptarla libremente.
Señala la razón del renunciar, su valor y necesidad para la vida.
Si no aprende ahora a decir no a lo permitido, luego no sabrá decir no a lo prohibido.

El exceso de mimos echa a perder a los niños; los hijos muy mimados sufren mucho en la vida. Vivirán siempre alterados e inseguros.

El exceso de mimos y de censuras, críticas y castigos es la principal causa de inseguridad en los jóvenes. Los grandes hombres de la historia soportaron pruebas y privaciones en la vida. Poco se puede esperar de los hombres que nunca supieron lo que son privaciones, renuncias y sacrificios.
Los que reciben todo en la infancia no sabrán dar nada como adultos.

2) La cólera es nociva para la educación de los hijos. La ira nos lleva a decir palabras sin pensar y a actuar irreflexivamente.
El hablar sin pensar y el actuar sin reflexionar pueden lastimar, herir, ofender y llevar a cometer injusticias.
Habla con tu hijo con calma y ten actitudes ponderadas.
La cólera, la ira, la falta de dominio pueden hacer que se cometan desatinos.
Muchos padres, llevados por la ira del momento, hieren el corazón de los hijos con palabras semejantes a éstas:
"Tú no sirves para nada." "Maldita la hora en que te engendré." "Tú eres la vergüenza de la familia." "Tú no vales nada." "¡Tú eres un hijo indigno! "
Después, cuando estás en calma, reflexionas y te arrepientes. Pero será demasiado tarde. Las palabras ya fueron dichas y el corazón de tu hijo ya fue herido.
Piensa antes de hablar y reflexiona antes de actuar.
A un corazón herido siempre le queda una cicatriz.
No hables sin pensar y sin medir el alcance de tus palabras.
No hagas un gesto sin medir las consecuencias.
Tu hijo es un tesoro que merece todo el amor, respeto y cariño; es un tesoro de la vida entregado en las manos de los padres.

3) El secreto que un hijo confía al padre o a la madre debe ser como una piedra lanzada al mar. Se esconde en el fondo, nadie la ve, descubre, conoce.
Sé siempre discreto, guarda en lo profundo del corazón el secreto de tu hijo. La confianza, una vez, perdida, difícilmente se recupera.
Un joven comienza a desorientarse desde el momento en que pierde la confianza en sus padres. Mientras los hijos confíen en los padres, tendrán siempre una luz que los ilumine, una guía que los conduzca y, una brújula que los oriente.

4) La mejor escuela de la vida es el ejemplo de los padres. Los hijos precisan más los ejemplos que las enseñanzas.
Los padres no les pueden exigir virtudes y cualidades que ellos no tienen. Vigilando sus propias obras, los padres estarán construyendo la moral de sus hijos. ¿Qué ejemplos les das? ¿A ti te gustaría que tus hijos hicieran lo que tú haces?

 5) La misión de los padres es orientar, esclarecer, amar, comprender, incentivar. Actuar así es darle la oportunidad a tu hijo para que se afirme en la vida. El amor que los hijos reciben de los padres y la confianza que éstos depositan en ellos es para los jóvenes un seguro amparo de vida.

6) El desahogarse es una necesidad psicológica de toda persona. Tu hijo muchas veces está psicológicamente agobiado y siente la necesidad de desahogarse. Precisa decir lo que siente.
Escucha con paciencia y benevolencia su desafío, aunque hable en forma agresiva e irritada.
Aprende a escuchar con paciencia y atención el desahogo de tu hijo y evitarás muchas discusiones, desavenencias y contrariedades.
Deja que tu hijo diga todo lo que siente y, cuando esté en calma, estará en condiciones de razonar y reconocer el error.
Comparte las dudas, angustias y problemas de tu hijo y él será tu amigo.

7) Saber escuchar en silencio es una virtud que los padres también deben tener. Antes de contradecir a tu hijo, escucha, analiza y trata de comprender lo que él quiere decir. Y después habla, pero con amor.
Cuando los padres se precipitan en responder o en contradecir al hijo, pueden cometer una injusticia o interpretar de modo incorrecto, y esto suscita la rebeldía del hijo.
Deja que tu hijo hable y oiga pacientemente, y sólo después habla, analiza, medita y dialoga con él.
Una persona irritada no está en condiciones de oír y comprender.

30/5/11

Aceptar el pasado

La vida sin asignaturas pendientes

La interpretación de decisiones anteriores más o menos acertadas debe alejarse del concepto de fracaso y acercarse al aprendizaje vital
Quien cree que cometer errores equivale a fracasar, olvida que las equivocaciones forman parte fundamental de todo aprendizaje. Además, niega la posibilidad de reparar aquello que siente como una asignatura pendiente y que tal vez pueda solucionarse, siempre y cuando se haga para mejorar el presente y no con la intención de reparar el pasado. "Si hubiese hecho, si hubiese dicho, si me hubiese comportado de otra manera o hubiera optado por la otra opción"... Echamos la vista atrás y nos culpabilizamos por acciones de nuestro pasado y pensamos que ahora pagamos las consecuencias. También achacamos lo que no nos gusta del presente a situaciones desfavorables que nos tocó vivir. Concluimos entonces que, si pudiéramos, cambiaríamos algunos capítulos de nuestra vida porque son culpables de que no tengamos lo que merecemos y de que no seamos lo felices que podríamos ser. ¿Cuánto de razón o sinrazón hay en ello?

Hemos de admitir que las decisiones que resultaron no ser las más acertadas condicionan muchas facetas de nuestra vida. De hecho, lo que somos es producto tanto de lo que hicimos como de lo que dejamos de hacer, y nos afecta en lo académico, profesional, doméstico y emocional. Es comprensible que en determinadas situaciones, que suelen coincidir con momentos de inestabilidad o de carencias emocionales, nos lamentemos por no haber adquirido habilidades concretas o por haber dejado escapar a aquella persona que tanto bien nos hacía. Sentirlo con cierta añoranza no es negativo, siempre que aceptemos nuestro presente y lo vivamos con agrado, no con resignación. Pero si no partimos de esa aceptación satisfactoria y andamos de continuo con la vista atrás pensando en lo que fue y en lo que pudo haber sido, tendremos que plantearnos si no estamos viviendo con asignaturas pendientes.

Cuáles pueden ser las asignaturas pendientes:

• Añorar con dolor y sentimiento de fracaso el no haber cursado determinados estudios.
• No haber aclarado aquel malentendido por el que perdimos a una persona querida.
• No habernos despedido o haber manifestado nuestro amor a esa persona que amábamos y se nos fue.
• Pensar que no hicimos lo suficiente por alguien y sentir que, no sólo hemos decepcionado a esa persona, sino también a nosotros mismos.
• Creer que hubiéramos podido evitar alguna desgracia que ocurrió en nuestro entorno.
• Culpabilizarnos de la falta de decisión o bien de la decisión tomada sobre algún asunto importante, por las consecuencias que ha tenido en nuestra vida.
Las citadas asignaturas pendientes corresponden a situaciones del pasado cuya influencia en nuestra realidad cotidiana tendemos a magnificar. Vistas en la actualidad y con un sentimiento de fracaso, incapacidad e incluso de culpa, podemos idealizar lo que hubiera sido nuestra vida si no existieran, si hubiéramos sabido gestionar lo que ocurrió de manera diferente. Pero lo cierto es que no hay vuelta atrás y no sabemos, ni podremos saber, qué hubiera sido de nosotros y de nuestras vidas si nuestra asignatura pendiente no existiera.

¿Por qué se hacen presentes las asignaturas pendientes del pasado?

• Porque no nos gusta ni aceptamos nuestra vida tal y como es.
• Perseguimos la ilusión de un 'mundo perfecto' y consideramos que lo que hicimos o dejamos de hacer es la clave de nuestro infortunio.
• Nos comparamos con lo que otros tienen y en esta competición nos arrepentimos de decisiones que tomamos en el pasado.
• Nos sentimos culpables por haber fallado a alguien.
• Pensamos que dejamos escapar oportunidades especiales.
• Juzgamos que no supimos, por incapacidad o por miedo, abordar algún problema al que había que dar respuesta.
• Suponemos que huimos por cobardía de algo que dejamos sin solucionar.
• Lamentamos que fuimos unos irresponsables y no hicimos lo que debíamos por falta de esfuerzo y disciplina.
• Percibimos que nos falló la oportunidad o las condiciones que deberíamos haber tenido para poder hacer tal o cual cuestión.

Como se ve, en las asignaturas pendientes se mezclan sentimientos dolorosos, como la insatisfacción, la incapacidad personal, la falta de confianza, la irresponsabilidad, la exigencia perfeccionista, el victimismo, el miedo y la culpa. Se sostienen porque se parte de la falsa creencia de que cometer errores equivale a no valer. Las equivocaciones del pasado se toman, entonces, como fracasos personales y no como parte fundamental de todo aprendizaje, olvidando que sirven para percibir lo que no nos conviene o nos hace mal. Usarlas para maltratarnos y castigarnos, además de despojarlas de su utilidad, nos lleva a recaer en otro nuevo error: castigarnos.

Además, dependiendo de nuestro momento actual y de cuál sea nuestra asignatura pendiente quizá podamos reparar aquello que pensamos que hicimos equivocadamente, acometer lo que no hicimos, aclarar malentendidos, decir lo que no dijimos, pedir perdón o dar las gracias. Pero es importante hacerlo desde la idea de que nos va a procurar mayor felicidad y ahora es posible porque se ha aprendido del error del pasado. Hacerlo para llenar huecos y negar lo que fue es no vivir el presente.

Para no caer en nuevas asignaturas pendientes, tengamos en cuenta que...

• Nuestra vida no puede funcionar exclusivamente por el concepto del DEBER, que en ella hemos de dar cabida al QUERER.
• La comparación, la competitividad y la insatisfacción son malas compañeras de viaje y nos llevan a no poner punto y aparte a ningún capítulo de nuestra vida.
• Nuestra responsabilidad ha de ser para con nuestra vida y no con la de los demás.
• El miedo es necesario para no caer en una osadía temeraria, pero no hay que dejar que paralice ni bloquee nuestras conductas.
• El sentimiento de culpa nos avisa de la transgresión de los valores por los que nos guiamos y nos incita a que revisemos nuestro comportamiento, pero no por ello hay que auto agredirse con reproches, descalificaciones ni desvalorizaciones.
• Nuestros errores no deben servirnos para que nos sintamos incapaces, inútiles ni inferiores, sino para aprender en próximas ocasiones.

23/5/11

El ritmo de vida actual que vivimos

Aprender a vivir el presente es el mejor modo de afrontar los problemas físicos y psicológicos.

Horarios imposibles, días o semanas enteras sin ver a padres, hermanos y amigos y, a duras penas, encontrar un rato para charlar con la pareja o los hijos. Aficiones personales relegadas por el trabajo y citas aplazadas. El estilo de vida de hoy exige demasiado y en áreas diversas: familiar, laboral, de pareja, social lo que ha provocado que uno de cada diez adultos padezca estrés, depresión o agotamiento.

Usualmente los malos hábitos son muy fáciles de adquirir; entre ellos se encuentran: el quedarse acostado hasta tarde en la cama, beber, fumar, comer en exceso, pensar negativamente todo el tiempo, llegar siempre con retraso, ser chismoso, mentir, comer comida chatarra, etc, en otras palabras, todo lo que uno sabe que no es apropiado para el crecimiento personal.

Un ritmo de vida acelerado puede pasar factura y provocar ansiedad, depresión o trastornos psicológicos en los casos más graves.
Auque ganemos mucho mas dinero tengamos muchas mas comodidades y ayamos alcanzado mayor preparación académica que nuestros padres y/o abuelos, la mayoría de nosotros no somos tan felices

Para superar el estrés que provoca el ritmo actual de vida no existen soluciones mágicas, sino la existencia de recursos y habilidades personales (saber cómo manejar los pensamientos y actuaciones). Una capacidad que no tienen todas las personas por igual, y que a muchos provoca graves problemas.

Creemos que unas vacaciones nos calmarán, que comprando una casa nueva seremos más felices, comprando un carro nuevo, casándonos, teniendo una pareja, comprando el último aparato tecnológico (Ipod, Blackberry, Laptop, etc.), ponemos nuestra esperanza en todas estas cosas, como si esto en si nos pudiera dar felicidad.

La presión excesiva se puede sentir a cualquier edad, ya sea en la adolescencia, la edad adulta o la vejez, preocupación por la precariedad de la salud. Pero el ritmo de vida más acelerado se da durante la etapa de actividad laboral, por lo que es más frecuente sufrirlo en edades comprendidas entre los 25 y los 44 años.
Las personas que se enteran que sus días en este mundo son pocos, deciden en su mayoría, realizar cambios drásticos en su estilo de vida. Renuncian a la adicción al trabajo y disminuyen el ritmo acelerado de su estilo de vida.

Síntomas comunes:
La necesidad de realizar numerosas actividades a lo largo del día genera estrés, pero en muchas ocasiones no nos damos cuenta de que estamos padeciéndolo, a los síntomas les resumimos en:
Dolores de cabeza: Es un síntoma que nunca antes se habían padecido con tal frecuencia.
Trastornos del sueño: Dormir mal sin causa aparente que lo justifique.
Cansancio: Puede notarse un cansancio mayor de lo habitual, que no se sabe a qué causa achacar en concreto.
Problemas con la bebida y la comida: Cuando la ansiedad es muy fuerte, algunas personas empiezan a beber o comer en exceso, sin razón aparente que lo justifique.

Posibles soluciones:El cuerpo humano, en los aspectos físicos y psicológicos, está preparado para afrontar presión, pero hay que adecuar el ritmo de vida a sistemas proporcionales, y nunca hacer más de lo que se pueda. Para ello es necesario buscar mecanismos genéricos de compensación:
Tener una amplia red social de amigos: Salir, no perder el contacto con los amigos.
Practicar ejercicio físico: La práctica de ejercicio físico es fundamental para liberar tensiones y muy beneficiosa para las personas que soportan un exceso de actividad.
Comunicación: Hablar con alguien sobre la ansiedad y angustia que le supone el ritmo de vida que lleva es muy beneficioso.
El mejor tratamiento es prevenir, en este caso concreto desacelerar el ritmo de vida. Para lo que es muy importante:
Organizar de forma coherente las prioridades.
Ser realistas con las expectativas y ver hasta dónde podemos llegar, para poder disfrutar de otras cosas importantísimas de la vida. Paradójicamente, nos volvemos más productivos cuando lo llevamos a cabo, es decir, estamos más tranquilos, pensamos mejor y resolvemos más y más pronto.
Intentar seguir el "ritmo de la vida", es decir, intentar fijar nuestra atención en el instante presente.
Desacelerar el ritmo: el mejor modo de adaptación a estos tiempos donde todo sucede tan rápido, paradójicamente, es desacelerar nuestro ritmo de vida. No hay que vivir haciendo constantemente planes futuros, ni vivir de recuerdos del pasado, porque se pierde el presente.
Disfrutar del momento presente: es muy importante aprender a fijar nuestra atención y nuestros sentidos en el ahora, para llegar a vivir y disfrutar del momento presente.

18/5/11

Adicción al amor

Introducción:

Obsesionarse por una persona o una relación es síntoma de adicción. Una adicción al amor frecuentemente va de la mano de una baja autoestima, un temor al dolor, a la pérdida, al fracaso, a la culpa, a decepcionar a alguien, al rechazo, a estar solos, aferrándose a esa persona como si fuera su salvación. La adicción al amor es sufrimiento. Normalmente son personas que han desarrollado en su vida un profundo miedo al abandono, y por eso a la hora de enamorarse son posesivas y celosas, con excesiva sensibilidad a la crítica y al rechazo.

Son hombres y mujeres que aman demasiado. Tanto, que se anulan y sufren lo indecible.

El amor, sentimiento que mueve al mundo, las pasiones, las ilusiones y los deseos, necesario para la motivación personal y el sentido de la vida, pero en ocasiones, su necesidad excesiva puede llegar a convertirse en una adicción que no lo deja madurar y perturba totalmente la tranquilidad de quienes la padecen y de sus “parejas”.

Para que el amor madure y se convierta en verdadero, pasa por diferentes etapas como la amistad, admiración, atracción, el cariño y el enamoramiento y durante cada una de ellas, la forma de manifestación es diferente y por lo mismo las demandas y reacciones también lo son.

En su afán de buscar otra y otra relación se vuelven adictos a ella considerando que cada persona que conocen es “el amor de su vida”, y sufriendo con cada rompimiento aunque pronto haya otro suplente.

Así, el pensamiento del adicto al amor gira alrededor de un ser amado. Quiere estar con él o ella por periodos cada vez más prolongados, lo controla, es incapaz de tomar decisiones por sí mismo, pierde estabilidad emocional y siente miedo de estar solo/a.
En las relaciones amorosas adictivas, unas suelen durar mucho debido al muy común chantaje emocional y otras duran muy poco, por la incapacidad de retener al ser amado, la persona adicta busca una relación cualquiera, con tal de sentirse segura.

En ciertas relaciones apasionadas e irracionales, el adicto al amor dedica la mayor parte de su tiempo a su pareja: se aparta de amigos y familia y descuida sus tareas laborales.
La adicción al amor es muy intensa es una persona con baja autoestima necesitando constantemente que los demás en especial su pareja, la o lo valore.

El hecho de ser incapaz de retener al ser amado, fuente de seguridad, tranquilidad, presunción y bienestar, genera, más que dependencia, un incontrolable “apego ansioso” e intensos celos infundados que siempre terminan en graves reproches.

La adicción al amor es más frecuente entre las mujeres. Quizá esto se deba a que son educadas, por lo general seres dependientes.

Hay un problema que complica la situación y es cuando  las palabras toman un tono que va más allá de la intención con que se dicen: el te quiero, me gustas, deseo estar contigo, para algunas personas se convierten en juramentos que no se deben romper y cuando se hace, no se encuentra justificación a ello y duele mucho.

Para poder controlar esta adicción y aprender a manejar los sentimientos, es necesario recibir ayuda profesional, ya que la persona que es adicta al amor tiene el riesgo de meterse con cualquiera, sacrificando y entregando todo lo que tiene, justificando todos los errores y aún la violencia y los desengaños por el abandono les ocasionan graves depresiones que pueden incluso llevarlos al suicidio, por ello los expertos aconsejan que, a demás de tomar terapia individual y de pareja, el adicto al amor participe en grupos de apoyo.

En el proceso de recuperación debe aprender a valorarse, reconstruir su autoestima y dominar su situación individual para poder brindarle espacio al otro y convivir con independencia o si es el caso, aprender a vivir del amor de otra forma.

Tipos de adicción del amor:

•A una persona: Puede ser un amante, un hijo.

•A una relación: Hay personas adictas a la idea de tener una relación. Están más enamorados de la idea de tener pareja que de la persona.

•Al romance: Estos individuos viven tentados por el romance, la aventura, la pasión. Se preocupan por los rituales románticos: citas, cenas, sexo en lugares poco comunes.

Características del amor adictivo:

1. Se sienten consumidos: "Debo tenerlo conmigo o no puedo seguir adelante"
2. Temen dejar ir a la pareja: Hacen hasta lo imposible por mantener una relación patológica para evitar la aflicción, sin darse cuenta que la aflicción es una respuesta natural y curativa a la pérdida y todos los seres humanos tenemos la capacidad de manejar el dolor.
3. Experimentan poco crecimiento individual: Gastan más energía en cómo mantener esa relación patológica, que en cómo lograr su crecimiento personal, en su autorrealización, y eso es morir espiritualmente, aunque físicamente sigas vivo.
4. No experimentan la verdadera intimidad: No existe la confianza ni la franqueza, se manejan con mentiras y por lo tanto se suprime el intercambio de ideas, sentimientos y acciones.
5. Dan para obtener algo a cambio: Aquí no existe la espontaneidad, se da para recibir.
6. Tratan de cambiar a los otros: Puesto que necesitamos al otro para sentirnos completos, intentamos cambiarlo y sacar sus fallas.
7. Necesitan al otro para sentirse plenos, equilibrados y seguros: Paradójicamente se necesitan uno al otro, pero se destruyen a la vez lentamente.
8. Buscan soluciones fuera de si mismo: Tenemos pensamientos magicos del tipo de "Si cambiara el.....", "Algún día se va a dar cuenta...", "El del problema es el”.

¿COMO SUPERAR LA ADICCION AL AMOR?

- Realiza una carta donde tu parte adicta al amor escriba por que esta contigo (escribir todo lo positivo y lo negativo, importante mencionar los sentimientos que se derivan en uno al mantener este amor)
- Realiza una carta donde la parte de amor libre y sano escriba por que no esta contigo (escribir todo lo positivo y lo negativo, importante mencionar los sentimientos que se derivan al no tener un amor libre y sano)
- Realiza un análisis de otras adicciones que tu mantengas en tu vida como es el fumar, comer, gastar dinero, café, trabajo etc.
- Pidele que una de tus adicciones que te escriba explicandote por que esta ahí contigo: ejemplo en la adicción a comer, la parte gorda dice. Si te mantengo gorda y poco atractiva es para hacerte sentir...
- Realiza un análisis comparativo de estas dependencias con tu dependencia de amor y veras que hay encontraras algunas respuestas para salir adelante.

16/5/11

Manías y rarezas de los seres humanos

La propia manera de actuar casi nunca es percibida por uno mismo como rara

¿Se lava continuamente las manos? ¿Tiene una preocupación excesiva por la suciedad? ¿Comprueba una y otra vez que ha cerrado el gas antes de salir de casa? Todas estas son actitudes que algunos profesionales califican de rarezas y manías, mientras que para otros alcanzan la categoría de patologías o enfermedad. ¿Dónde está el límite? Diferentes expertos aseguran que cuando una persona comienza a repetir acciones rutinarias de manera obsesiva, la manía puede transformase en una patología que debe ser tratada por un especialista. Aunque la lista es casi interminable, las manías más habituales están relacionadas con la limpieza, el orden y la propia seguridad.

Puede que usted ni siquiera sea consciente de que, tal vez, siempre comienza a leer el periódico de atrás hacia delante o de que hace zapping continuamente y no puede ver la televisión sin tener el control pegado a los dedos. ¿Acaso es de quienes miran debajo de la cama antes de acostarse? ¿O es una de esas personas que se pasan la vida contando pasos y baldosas o memorizando matrículas de coches...? Incluso si no se reconoce en ninguna de estas facetas, al menos no podrá negar que sí tiene una forma preferida para realizar las acciones más habituales.

Pero por original, excéntrica o extravagante que sea, la manera de actuar propia casi nunca es percibida por uno mismo como rara. "No se define la rareza por la persona que la tiene, sino por las personas que se desenvuelven en su entorno".

Síntomas y diagnóstico: Los síntomas maníacos se desarrollan típicamente de forma rápida en unos pocos días. En las fases precoces (leves) de la manía, la persona se siente mejor que habitualmente y a menudo aparecen más alegres, rejuvenecidas y con más energías.

Una persona maníaca está generalmente eufórica, pero también puede estar irritable, reservada o francamente hostil. Creen que se encuentra muy bien. Su ausencia de reparos en esta situación, junto con una enorme capacidad de actuación, pueden hacer que la persona se vuelva impaciente, intrusiva, entrometida e irritable, con tendencia a la agresión, cuando uno se acerca a ella. La persona se distrae fácilmente y constantemente cambia de tema o intenta abordar otro nuevo. Puede tener la falsa convicción de riqueza personal, poder, inventiva y genio y puede asumir de forma temporal identidades grandiosas, creyendo a veces que es Dios.

Manías frecuentes: Este tipo de rituales, pequeñas obsesiones o manías que tenemos todos no suponen mayor problema, a no ser que se conviertan en una enfermedad.
"Es normal que una persona que tiene el hábito de comprobar que no se deja la llave del gas abierta o las luces encendidas al salir de casa lo 'chequee' una vez antes de cerrar la puerta de su casa, y que si no lo ha hecho, o no está segura, se vuelva y lo revise para quedarse tranquila. Sin embargo, cuando alguien necesita hacer esto mismo 5 ó 6 veces para salir de dudas y ya no le importa ni siquiera llegar tarde por repetir la rutina una y otra vez, la manía habrá comenzado a interferir en su vida y se habrá convertido en algo patológico".

Manías más comunes:
Aseo individual extremo con lavado repetitivo de las manos o los dientes.
Arreglo personal de modo ritual.
Preocupación excesiva por la suciedad y los microbios.
Obsesión por la higiene doméstica.
Cada cosa en su sitio y un lugar para cada cosa. El orden se convierte en algo fundamental en la vida y el mero hecho de que alguien desordene, por ejemplo, unos CDs organizados alfabéticamente puede desencadenar un conflicto.
Necesidad de confirmar que puertas, ventanas y cerraduras de casa o de los coches están cerradas. Lo mismo con las luces, los grifos, el gas etc.

Factores determinantes: El tener más o menos particularidades se relaciona con la capacidad de adaptación. También son determinantes la edad y el lugar que se ocupa dentro de la sociedad.
En cuanto a la manía patológica, se presenta con mayor frecuencia entre las personas con una edad comprendida entre los 25 y los 45 años y es independiente del nivel cultural. Para él, "las manías 'con minúsculas' o 'normales' son más frecuentes entre las personas más supersticiosas, primarias e incultas".