“Hay personas que nos
hablan y ni las escuchamos; hay personas que nos hieren y no dejan ni
cicatriz... pero hay personas que simplemente aparecen en nuestra vida y nos
marcan para siempre.”Lo que tenemos que hacer para que nuestro paso por la vida
no sea sólo un nombre o un número de identidad, es tratar de ser una persona
que se recuerde, dejar una enseñanza, que se nos recuerde por las buenas obras
hemos hecho, por la ayuda desinteresada a nuestros semejante.
Para que nuestro paso por la vida no sea en vano, hay que
tratar que se nos recuerde por algo.
Muchas veces me he puesto a pensar en aquellas personas que
han dejado huella en mi vida. No son pocas pero tampoco muchas.
Siempre me he preguntado qué quedará de mí, qué huella
dejaré en aquellas personas que me han conocido, que me han tratado, que me han
querido en algún momento de sus vidas.
Camina por donde nunca nadie antes haya caminado. Haz lo que
nunca nadie antes haya hecho. Deja tus propias huellas y no pises sobre las
huellas de los demás porque no dejaras marca.
Personas que dejan
huellas en nuestras vidas
Cada persona que vamos conociendo, van dejado huellas en
nosotros, van moldeado de alguna manera nuestras vidas. Algunas huellas serán
más profundas que otras, algunas dejarán alegrías, otras tristezas, pero todas,
enseñanzas. Esas huellas nos permiten ser lo que somos y estar donde estamos.
Las primeras huellas son las de nuestros padres, son las más
profundas porque somos seres dependiente, sin conocimiento de la vida y sus
conflictos.
Luego de a poco empiezan a aparecer otras personas que junto
a sus palabras y actitudes van dejando otras huellas: La familia, escuela,
amigos, compañeros de estudio, conocidos, profesores, vecinos, alumnas, libros,
etc.
A pesar de ser la suma de huellas hechas por manos ajenas
también podemos trabajar con las manos más importantes de todas: LAS NUESTRAS.
Así como otros moldearon nuestras vidas con sus propias
creencias, costumbres, conflictos, sabiduría, grandezas y miserias, uno también
puedo imprimir sus propias huellas adaptándolas a nuestras necesidades físicas,
mentales y espirituales.
Por eso nunca es tarde para cambiar, para ser feliz haciendo
lo que a uno le hace bien, lo que uno quiere y no los demás.
Por lo tanto si podemos rescatar una enseñanza de cada
huella, es muy simple para uno, saber lo que queremos y elegir con quien
queremos estar en todos los órdenes de nuestras vidas.
Cabe reconocer que gracias a las huellas aprendemos a decir
NO, a perdonar y dejar partir.
Hay que comprender
que somos el resultado de una suma de huellas.
La vida implica crecimiento, en este crecimiento,
inevitablemente, se va envejeciendo, sin embargo, muchas personas envejecen sin madurar.
Pero, muchas personas siguen siendo niños de 50 o 60 años.
El envejecimiento tan sólo les ha traído arrugas, pero no dan frutos, no han
madurado y sus acciones son intrascendentes. La vida para ellos no tiene sentido
real.
Cuántas personas han tenido las mejores oportunidades y las
han desperdiciado. Otros han tenido muchísimas dificultades y han salido
adelante.
Como enseñarles a
nuestros hijos a dejar Huellas
La mayor parte de los niños tienen la idea de trabajar para
otros, ser empleados en una buena empresa. Pero, se les debe orientar a ser
autosuficientes y a formar empresas.
Enseñándoles con ejemplos claros a seguir nuestros pasos,
nuestras huellas.
Si en tu proceso de crecimiento o envejecimiento dejas
huellas a seguir, nunca serás olvidado, tu vida continuará como cuando dejas
las huellas labradas en piedra. Tus semillas se expandirán por siglos.
Si no has madurado, las huellas serán grabadas en arena y,
cuando llegue el viento, desaparecerán para siempre.
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