16/5/11

Manías y rarezas de los seres humanos

La propia manera de actuar casi nunca es percibida por uno mismo como rara

¿Se lava continuamente las manos? ¿Tiene una preocupación excesiva por la suciedad? ¿Comprueba una y otra vez que ha cerrado el gas antes de salir de casa? Todas estas son actitudes que algunos profesionales califican de rarezas y manías, mientras que para otros alcanzan la categoría de patologías o enfermedad. ¿Dónde está el límite? Diferentes expertos aseguran que cuando una persona comienza a repetir acciones rutinarias de manera obsesiva, la manía puede transformase en una patología que debe ser tratada por un especialista. Aunque la lista es casi interminable, las manías más habituales están relacionadas con la limpieza, el orden y la propia seguridad.

Puede que usted ni siquiera sea consciente de que, tal vez, siempre comienza a leer el periódico de atrás hacia delante o de que hace zapping continuamente y no puede ver la televisión sin tener el control pegado a los dedos. ¿Acaso es de quienes miran debajo de la cama antes de acostarse? ¿O es una de esas personas que se pasan la vida contando pasos y baldosas o memorizando matrículas de coches...? Incluso si no se reconoce en ninguna de estas facetas, al menos no podrá negar que sí tiene una forma preferida para realizar las acciones más habituales.

Pero por original, excéntrica o extravagante que sea, la manera de actuar propia casi nunca es percibida por uno mismo como rara. "No se define la rareza por la persona que la tiene, sino por las personas que se desenvuelven en su entorno".

Síntomas y diagnóstico: Los síntomas maníacos se desarrollan típicamente de forma rápida en unos pocos días. En las fases precoces (leves) de la manía, la persona se siente mejor que habitualmente y a menudo aparecen más alegres, rejuvenecidas y con más energías.

Una persona maníaca está generalmente eufórica, pero también puede estar irritable, reservada o francamente hostil. Creen que se encuentra muy bien. Su ausencia de reparos en esta situación, junto con una enorme capacidad de actuación, pueden hacer que la persona se vuelva impaciente, intrusiva, entrometida e irritable, con tendencia a la agresión, cuando uno se acerca a ella. La persona se distrae fácilmente y constantemente cambia de tema o intenta abordar otro nuevo. Puede tener la falsa convicción de riqueza personal, poder, inventiva y genio y puede asumir de forma temporal identidades grandiosas, creyendo a veces que es Dios.

Manías frecuentes: Este tipo de rituales, pequeñas obsesiones o manías que tenemos todos no suponen mayor problema, a no ser que se conviertan en una enfermedad.
"Es normal que una persona que tiene el hábito de comprobar que no se deja la llave del gas abierta o las luces encendidas al salir de casa lo 'chequee' una vez antes de cerrar la puerta de su casa, y que si no lo ha hecho, o no está segura, se vuelva y lo revise para quedarse tranquila. Sin embargo, cuando alguien necesita hacer esto mismo 5 ó 6 veces para salir de dudas y ya no le importa ni siquiera llegar tarde por repetir la rutina una y otra vez, la manía habrá comenzado a interferir en su vida y se habrá convertido en algo patológico".

Manías más comunes:
Aseo individual extremo con lavado repetitivo de las manos o los dientes.
Arreglo personal de modo ritual.
Preocupación excesiva por la suciedad y los microbios.
Obsesión por la higiene doméstica.
Cada cosa en su sitio y un lugar para cada cosa. El orden se convierte en algo fundamental en la vida y el mero hecho de que alguien desordene, por ejemplo, unos CDs organizados alfabéticamente puede desencadenar un conflicto.
Necesidad de confirmar que puertas, ventanas y cerraduras de casa o de los coches están cerradas. Lo mismo con las luces, los grifos, el gas etc.

Factores determinantes: El tener más o menos particularidades se relaciona con la capacidad de adaptación. También son determinantes la edad y el lugar que se ocupa dentro de la sociedad.
En cuanto a la manía patológica, se presenta con mayor frecuencia entre las personas con una edad comprendida entre los 25 y los 45 años y es independiente del nivel cultural. Para él, "las manías 'con minúsculas' o 'normales' son más frecuentes entre las personas más supersticiosas, primarias e incultas".

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