10/2/12

El pesimista, alguien peligrosamente influyente

No encuentran nada positivo para rescatar de su vida diaria.
Lo que hacen le resulta aburrido, tedioso, insoportable.
Parecen ir por la vida arrastrando los pies y su alma con una permanente queja que ve siempre en los otros, el destino o la mala suerte, el origen de todas sus desgracias.
¿Se reconoce en esta descripción? ¿Conoce a alguien este entorno con estas características?
 Así es el pesimista.
Alguien peligrosamente influyente, basta conversar con un pesimista para quedar con dolor de cabeza, bostezos y una idea negra acerca del futuro.
Su visión de la vida transforma posibles triunfos en fracasos y derrotas.
Esto se debe a que cargan su mente de pensamientos tan negativos que distorsionan la visión de un mundo y la transforman en algo oscuro que les impide ver cualquier tipo de esperanza.
Para cambiar esta percepción, en primer lugar es preciso reconocerla.
Hacerse cargo de uno mismo, convertirse en responsable de la construcción de dicha o la desdicha es un camino sinuoso, pero no imposible de transitar.
Muchas veces el hecho de que una pareja, un familiar o un amigo le muestren al pesimista lo afortunado que es por tener trabajo, salud, afecto y contención no resulta suficiente para modificar una manera pesimista de pensar que se arraigó en la mente durante años.
Optimistas no se nace, se hace. Pesimista, también. En cualquier caso uno mismo decide, no sin dificultades pero si con total libertad, que es lo que elige para su propia vida.
Algunos tips y consejos útiles:
Evite los pensamientos extremistas: Todo o nada, o es un héroe o es un perdedor. Cualquier pequeño tropiezo favorece la frustración.
Detecte las generalizaciones:  A ver tenido una mala experiencia no implica que necesariamente se repetirá en el presente o el futuro. Revise en que circunstancia tiende a generalizar las vivencias negativas del pasado. Puede ser por problemas con personas, familiares, amigos, aparezca, compañeros de trabajo, o situaciones sociales, fiestas, reuniones laborales, viajes. Una vez que las detecte, pregúntese cual es la evidencia de que volverá a tropezar otra vez con la misma piedra.
Haga el esfuerzo consciente de anotar todas las noches dos cosas positivas: Incluida las pequeñas, alguien le dijo algo lindo, el colectivo no se demoró, el clima es agradable. A medida que pasan los días, recoja las experiencias positivas con aquellas cosas que disfruta y antes pasaba por alto, la música que más le gusta, la compañía de alguien, el sol por la mañana.
Disfrute de sus logros: Dejé de calificar los hechos positivos para tomarlos en algo negativo. Abandone el hábito de buscarle la quinta pata el gato.
No saque conclusiones apresuradas: Usted no es adivino. Entonces lo que piensa puede jugarle una mala pasada. Si alguien se demora y no llega al horario acordado, no es que lo dejara plantado, quizás tendría algún imprevisto. Si quedaron en llamarlo y no lo hicieron no significa que no lo quieran lo suficiente, tal vez el llamado se demore por algún contratiempo. Cada vez que saque una conclusión negra y apresurada, respire profundamente y revise que es lo que lo lleva a imaginar finales tristes permanentemente.
Dejé de engrandecer los problemas: Mientras ve a la vida desde este punto distorsionado, no podrá alcanzar sus metas porque les será imposible ver los problemas del tamaño que realmente tienen.
Suelte el pasado: Lo que deberías haber hecho y no hizo, ya pasó. Dejé atrás el ayer, dejé ir el pasado. Ya no puede hacer nada por cambiarlo aunque se arrepienta de lo que haya hecho o dejado de hacer. Revivir permanentemente esto sólo atrae frustraciones y amarguras y lo hace seguir perdiendo la oportunidad de alcanzar el bienestar que se renueva todos los días.
Quítese de su mente estas palabras: Estúpido, idiota, perdedor, fracasado. Reemplazar estos pensamientos negativos automáticos exige trabajo. No pretenda borrar los de un día para el otro. Comience por reconocerlos en el preciso momento en que aparecen. Diga ¡basta! mentalmente o en voz alta. Deténgase y cambie el foco de atención intencionalmente. De a poco empiece a remplazar esos términos negativos y pesimistas por otros.
Recuerde que: La clave está en pensar en soluciones, en elaborar alternativas, en construir salidas que le permitan mejorar aquello que siente que no va como decía. Si se queda en el lamento permanente, rezagado por la vida que le tocó, podrá ser poco para construir la vida que quiere vivir y, sin duda, que se merece.

1 comentario:

  1. Así es el pesimista, alguien peligrosamente influyente

    Siempre ve el vaso medio vacío.

    http://psicologia-terapias.blogspot.com.ar/2012/01/asi-es-el-pesimista-alguien.html#.UkOFF9Iz1Q4

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