28/6/11

El Despecho

El despecho es como el dolor de una herida que tiene que cicatrizar
Cuando concluye una relación amorosa se produce un dolor profundo en los sentimientos y emociones. Es comparable a cuando fallece un ser querido porque, de una u otra manera, es una privación de lo que se suponía era parte de uno. La persona que no deseaba terminar la relación pasará por una experiencia dura, amarga y penosa que la puede llevar a la desesperación, una alteración extrema del ánimo causada por la rabia, frustración y resentimiento.
Todos hemos sentido en algún momento que hemos encontrado “nuestra media naranja”, el "amor de nuestra vida" y hemos deseado que la relación con esa persona que sentimos tan especial, dure también para siempre. Pero la experiencia y las estadísticas demuestran que el amor eterno es más una excepción que una regla.
A lo largo de nuestras vidas tendremos que enfrentarnos con alguna que otra crisis sentimental y siempre ayuda saber que no somos lo únicos y que es normal pasarlo mal en esta situación.
Cuando una relación se acaba, por mucho que nos empeñemos en disimular nuestros sentimientos, el dolor que nos produce la herida, a cualquier edad, puede ser una de las experiencias más duras, más difíciles que podamos pasar.
Tristeza, apatía, cambios de comportamiento, frustración, culpa, rencor. Todos tenemos ciertos sentimientos y emociones relacionados con la ruptura. Sería preocupante no tenerlos. Son vivencias de desamor o shock sentimental que la gente suele llamar DESPECHO.
Quien sufre la pérdida tendrá que superar el duelo que le causará la separación del ser querido. No debe confundirse con el despecho, que es una malquerencia nacida por el desengaño. Esta mala voluntad contra el ser querido, y ahora odiado, puede llevar a la obsesión, la venganza y la desesperación. De esta forma nunca saldremos de la pérdida sino, por el contrario, servirá para mantener presente una falsa relación son el ser amado al igual que odiado y se alimentará un amor insano que solamente perjudicará al despechado. Por ello, se debe admitir la pérdida lo más pronto posible. Lo recomendable es hacerse la cuenta que esa persona falleció.
La pérdida sufrida provocará en primer lugar un impacto tremendo, sensación de abandono, angustia, en ocasiones pánico, lo que puede llevar a que no se reconozca la realidad e intente "remediar" la situación sin tomar en cuenta que el desamor de la pareja generalmente no es recuperable.
Durante este impacto inicial es altamente probable que se generen sentimientos de culpa con pensamientos negativos hacia sí mismo y se hace necesario manejar la propia indulgencia como el perdón a la ex-pareja.
Luego, una vez asumida la separación y pérdida sobrevendrá un estado de tristeza intensa y factible depresión con falta de ánimo para continuar las labores habituales, hasta que llegue la etapa de resignación y aceptación del nuevo contexto.
Es primordial volver a la normalidad de la vida pronto y compartir con la gente. Cuesta lograrlo pero aislándonos nos concentraremos en un pensamiento único de la fracasada relación.
En la etapa de rabia es vital no dejarse dominar por odios y deseos de venganza. Es preferible frecuentar a seres queridos como familiares y amigos.La salida es proponerse nuevas metas y reestructurar la vida. Estar concientes que como el duelo, existe la vida, y si bien es cierto que a veces se sufre, se presentan conflictos y hasta calamidades, también se logra la felicidad, estar alegres y compartir momentos de inmensa satisfacción y esperanza. En lugar de despecho con odio y revancha la mejor salida al desamor. es más y más amor.
"En lugar de despecho con odio y venganza, la mejor salida al desamor es más y más amor".

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